Cuando hay pequeños en casa, en todo momento estamos al pendiente de sus movimientos para evitar que sufra algún accidente, y en ocasiones los detalles que deben llamar nuestra atención pueden pasar desapercibidos. Uno de los padecimientos en los que con frecuencia los padres no detectan pronto, es la sordera.
Si empieza a notar que su hijo no se sorprende ni pestañea ante sonidos inesperados, si cuando le habla ni siquiera se percata de ser llamado, puede que el pequeño padezca de sordera, y lo primero que se debe hacer es consultar a un especialista.
Conociendo las causas más frecuentes de sordera, a través del diagnóstico precoz, es posible saber si su niño se encuentra dentro de lo que se llama "población de riesgo", de ser así deberá estar más pendiente del estado de su audición.
La sordera es una alteración clínica muy frecuente, cuya causa, según las investigaciones realizadas hasta ahora, es congénita en la mayor parte de los casos.
Tipos de Sordera
Sordera hereditaria: Es producida por una malformación del laberinto.
Sordera adquirida prenatal: Este tipo de sordera es producido por una lesión infectiva tóxica o traumática, sobre ambos oídos durante el desarrollo prenatal.
Sordera adquirida Post-natal: Esta sordera es la producida por infección tóxica o traumática unilateral o bilateral sobre el órgano del oído.
Causas
Pueden ser muchas las causas de la sordera infantil, por ejemplo:
Durante el embarazo: factores hereditarios, enfermedades de tipo vírico (rubéola, sífilis, etc.).
En el parto: sufrimiento fetal, incompatibilidad Rh, partos difíciles, prolongados y nacimientos prematuros (bebés con un peso inferior a 1.500 gr).
Después del nacimiento: otitis, paperas, sarampión, meningitis, y algunos otros medicamentos que pueden dañar el oído.
Detección de la Sordera Infantil
Es importante observar la conducta de los niños desde que son bebés, para poder detectar a tiempo cualquier problema. En el caso de la sordera las siguientes actitudes pueden ser una señal de que algo no está bien.
De 0 a 6 meses:
Es un bebé demasiado tranquilo que no se altera con nada, no le sorprenden ni pestañea ante sonidos inesperados y prolongados.
No le tranquiliza la voz de su mamá, ni sonríe al escucharla.
No gira la cabeza cuando le hablan, ni busca a la persona con la mirada al oír su voz.
No emite sonidos guturales para llamar la atención.
De 6 a 12 meses
No juega con sus vocalizaciones, imitando las del adulto. "da..da,bu,ma ma, etc."
No se orienta hacia sonidos cotidianos ni a palabras familiares.
No entiende un "no" o un "adiós" a menos que se utilice el gesto indicativo.
De 12 a 18 meses:
No dice "papá" y "mamá".
No señala objetos y personas conocidas cuando se le nombran.
No nombra algunos objetos que le son familiares.
De 18 a 24 meses:
No presta atención a los cuentos.
No comprende órdenes sencillas, que no vayan acompañadas de gestos.
No identifica su nombre.
No hace frases de dos palabras.
A los 3 años:
No se le entienden las palabras que dice.
No repite frases.
No contesta a preguntas sencillas.
A los 4 años:
No sabe contar lo que pasa.
No es capaz de mantener una conversación sencilla.
Es un niño distraído que se retrasa en su aprendizaje escolar.
Lo más recomendable es acudir al médico otorrinolaringólogo para obtener el diagnóstico de una deficiencia auditiva. Cualquier pérdida auditiva, por leve que parezca, puede requiere tratamiento.
Se recomienda que a todos los niños denominados de alto riesgo se les practique un estudio audiológico en los primeros meses de vida, y que la adaptación de una prótesis auditiva y la rehabilitación logopédica se lleve a cabo desde esos primeros meses.
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